La nariz es el órgano del olfato y es la principal vía de acceso para la entrada y salida de aire de los pulmones. La nariz calienta, humedece y limpia el aire antes de que penetre en los pulmones.
Los huesos de la cara alrededor de la nariz contienen unos espacios huecos (cavidades) denominados senos paranasales. Existen cuatro grupos de senos paranasales: maxilar, etmoidal, frontal y esfenoidal (véase la figura Localización de los senos paranasales).
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Los senos paranasales reducen el peso de los huesos faciales y del cráneo, al tiempo que mantienen su fortaleza y forma. Los espacios llenos de aire de la nariz y de los senos paranasales también añaden resonancia a la voz.
La estructura de soporte de la parte superior y externa de la nariz está formada por hueso, y la parte inferior es cartílago. En el interior de la nariz se encuentra la cavidad nasal, dividida en dos conductos por el tabique nasal. El tabique nasal está compuesto de hueso y de cartílago, y se extiende desde las fosas nasales hasta la parte posterior de la garganta. Los huesos denominados cornetes nasales se proyectan hacia el interior de la fosa nasal, donde forman una serie de pliegues (cornetes).
Estos cornetes aumentan en gran medida el área superficial de la cavidad nasal, permitiendo así un intercambio más eficaz de calor y humedad. Pueden crecer pólipos entre los cornetes, a menudo en las personas asmáticas, alérgicas o con fibrosis quística, y en las que toman aspirina (ácido acetilsalicílico) durante mucho tiempo.